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Ancla 1
Importante personaje
Los personajes de Un mundo de novela

«Pecados mortales» Edward X. Delaney

«Bolas de hierro», el apodo que se ganó. La justicia debía llegar siempre, un reto y desafío personal superador a cualquier obstáculo, policial o privado.
Edward X. Delaney, (jamás sabremos lo de la X) es un policía de la ciudad de Nueva York, cuya primera aparición en las novelas de Lawrence Sanders fue en el libro "Las cintas de Anderson" también "Los "Tapes" de Anderson" (The Anderson tapes, 1970) obra que llegó al cine con la actuación de Sean Connery en el papel de Anderson. Comienza su carrera para nuestros lectores con el grado de Capitán en la que sería la única comisaría que le cobijaría hasta el final... la 2-51. He separado los dígitos puesto que en las novelas muchas veces se ha separado de esta manera ("comisaría dos cincuenta y uno ") además que los distritos y comisarías de Manhattan no llegan a tres cifras. Investigando un poco con la ayuda del inestimable Google, la zona de los delitos que se especifican como ocurriendo dentro de los límites del recinto de la comisaría de Delaney pertenecen al 19th Precinct (Comisaría 19) en el corazón de Manhattan como puede apreciarse en los dos links ofrecidos en la botonera de comandos.
La etapa más importante de nuestro personaje Eduard X. Delaney llega con la serie «Pecados mortales». Primer pecado... hasta el cuarto pecado, novelas en las que transcurre toda la vida activa de este policía tan obsesivo con el control y la eficiencia que su vivienda es vecina pared con pared con la comisaría 2 51 "en una casa de piedra roja, y entra y sale todo el tiempo, aunque no esté de servicio." Sus subalternos e incluso sus superiores lo apodan "bolas de hierro" por su persistencia, tenacidad y sobre todas las cosas por su paciencia y fortaleza a la hora de soportar toda la politiquería metida dentro del departamento policial siempre interesada en las "formas", el público y los votantes mientras Delaney con sus "bolas de hierro" debe decidir e indicar los mejores pasos para encontrar y reducir a un criminal.
Él se autodefinía como un policía que no sobresalía por describir las características físicas de una persona, pero sí con un ojo clínico muy desarrollado. "El veía y recordaba los hábitos, los sabores y el modo de vestir de una persona, la manera de caminar y los gestos, el hablar, cómo prendía un cigarrillo o escupía en la cuneta. Y lo que es más importante, Delaney - el policía- se interesaba por lo que el hombre hacía cuando estaba solo... ¿Se masturbaba? ¿Se rascaba la nariz? ¿Escuchaba discos de Gilbert & Sullivan? ¿Barajaba fotos pornográficas? ¿Resolvía problemas de ajedrez? ¿O leía a Nietzsche?." de El primer pecado mortal.
Mucho más que un simple soñador, Delaney es un cabal policía, infatigable y testarudo cuando cree que perfila la solución a un crimen. Seguramente habrá muchos Delaney en la vida real y son por supuesto los que han llenado de leyendas a los departamentos de policía. El trata de actuar y pensar como el criminal que debe atrapar, intenta meterse en su cabeza y desentrañar su naturaleza.
El desarrollo que el Autor Lawrence Sanders hace de la labor policíaca en «El primer pecado mortal» es extraordinario. Pocas veces nos encontramos con tan detallado orden y secuencias de un procedimiento hasta construir de la nada una imagen virtual del potencial asesino. Asimismo, nos presenta la vívida imagen de un psicópata y su retorcida naturaleza narcisista y social. Ambos, policía y asesino, nos hablan por momentos en primera persona como si estuviéramos interactuando con ellos develándonos sus demonios.
Con pasado militar en la segunda guerra mundial, frente francés para ser más preciso, casado ya con Bárbara y con dos hijos entonces pequeños hoy mayores llamados Eddie y Liza independientes con vidas en otra ciudad, Edward es un hombre pacífico, hogareño y sentimental.
Tiene en su esposa Bárbara su confidente y asesora en todos los casos que lleva. Su costumbre y gran catarsis es compartir durante la noche los casos más relevantes en una amena charla con su esposa mientras reflexionan, ella tiende a descartar o señalar posibles sospechosos a puro pálpito e intuición derivando a menudo en un juego erótico. Delaney no sólo es un adorable marido sino también adorable padre para sus hijos. Sólo deben soportar su estricto sentido del deber, el orden y valores que traslada de la comisaría a su casa, pero no parece que a la familia le altere.
Bárbara le ayudó a definir en una ocasión porqué se había hecho policía más allá del orden y la ley y todas esas cosas... "es porque amas la belleza" dijo ella. Y continuó..."Lo que más deseas es un mundo hermoso donde todo sea verdadero y nada falso ¡Soñador!"
Su primer caso de la serie "Pecados..." lo encuentra de baja con licencia por la mortal enfermedad de Bárbara, quien a pesar de su extrema debilidad y enfermedad le insta a hacerse cargo de la misma por la importancia y trascendencia pública de la causa sabiendo con certeza que Edward era el indicado para resolver el crimen aun participando de la misma casi como un civil.
Desolado y con sus facciones demudadas en una rigidez desconocida en él, delante de su agonizante esposa nos tira esta frasecita, "La vida no era muy alegre. Era un trabajo que uno emprendía, y no siempre se obtenía éxito."
Finalmente contrae nuevamente matrimonio con Mónica Gilbert, mujer que conoce mientras resolvía el caso del Primer pecado..."
Luego de su retiro definitivo cuyas andanzas son material para los otros libros de la serie, Delaney sigue trabajando en causas engorrosas del departamento ya como civil, pero reclamado como el afamado experto que puede resolver casos acuciantes desde lo político o por los medios. Siempre era el subinspector Ivar Thorsen quién acudía a Delaney. Era a Thorsen quienes los de "arriba" presionaban y éste le transfería el apriete a Delaney accediendo con reparos y quejas a colaborar.
Entonces establecía como centro de operaciones su propia oficina en un apartado dentro de su propia y espaciosa casa, alguna botella de whisky a mano y la tentadora cercanía de la cocina a la que acudía en ausencia de su segunda esposa y así lo relata el mismo Lawrence Sanders.

EXTRAÍDO DE «EL TERCER PECADO MORTAL»
«El ex jefe de detectives Edward X. Delaney tenía dos métodos para comer sándwiches.
Los que incluía en las categorías de sándwiches "secos" -como los de roast beef y pan blanco, o el sándwich que denominaba interracial, de jamón en un panecillo judío- los comía sentado a la mesa de la cocina, sobre la que desplegaba la sección financiera del New York Times del día anterior.
Una vez terminada la comida, arrojaba migas y diario en la lata de residuos que había debajo del fregadero.
Los sándwiches "húmedos" -tales como los de ensalada de papas y fiambre con pan de centeno y picante mostaza inglesa, o sardinas noruegas y rebanadas de tomate y cebolla cubiertas con mayonesa- se comían de pie frente a la pileta. Al terminar, Delaney dejaba correr el agua caliente, que se llevaba todas las chorreaduras.
Ambos métodos eran anatema para la mujer del detective, Mónica, quien nunca cejaba en sus esfuerzos por persuadirlo para que adoptara hábitos de comida más civilizados, aunque más no fuese un ligero refrigerio al mediodía.
Delaney intentaba explicarle con toda la paciencia del mundo que había pasado treinta años de su vida en el Departamento de Policía de Nueva York, la mayoría de ellos en la División de Detectives. Desde entonces se había vuelto adicto a los sándwiches teniendo en cuenta las largas horas que su trabajo le exigía. Por lo general, eran el único sustento disponible.
-¡Pero ya estás jubilado! -exclamaba ella.
-Los hábitos son hábitos -replicaba él, altivo.
En realidad, le encantaban los sándwiches. Una de las fantasías recurrentes de su retiro cada vez más aburrido era que algún día llegara a compilar un volumen titulado El libro de los Sándwiches del detective Delaney. ¿Quién podía tener más derecho que él? ¿Quién, sino él, había descubierto la gloria del cerdo frío con delgadas rodajas de rabanitos y pan negro? »

El jefe de detectives Edward X. Delaney se halla en mi podio de policías retirados y ha sido uno de los responsables que comenzara a amar este género. Sus historias que suelen ser largas (más de quinientas páginas para "El primer pecado mortal" se leen de corrido con intermedios de algunos de los sándwiches que el propio protagonista nos detalla. No tiene fisuras, es ameno y agradable... con procedimientos creíbles e ingeniosos. Un policía de corazón, con estilo, convicciones y gran oficio además de ser un gran hombre.... Es impresionante como te involucra en la investigación aprendiendo de un maestro como empezar de la nada para construir un caso y resolver un crimen. Luego de leer y releer sus historias quedan las ganas de seguir en la serie y es que lo que hay de él escrito y realizado sabe a poco.

Cabecera


SERIE
Los "tapes" de Anderson, (The Anderson tapes, 1970)
El primer pecado mortal, (The First Deadly Sin, 1973)
El segundo pecado mortal, (The second deadly sin, 1977
El tercer pecado mortal, (The third deadly sin, 1981)
El cuarto pecado mortal, (The fourth deadly sin, 1985)


SINOPSIS

LOS "TAPES" DE ANDERSON
El convicto Duke Anderson (Sean Connery) es liberado luego de pasar 10 años en prisión. Mientras visita a su antigua novia Ingrid (Dyan Cannon) en su lujoso departamento, idea su próximo golpe para conseguir dinero: robar a todos los departamentos del edificio. Es un plan complejo que involucra a numerosos ex-convictos y conocidos. Anderson pronto se da cuenta de que el mundo ha cambiado en los diez años que pasó en prisión, ya que los edificios ahora poseen cámaras de seguridad y debe tener en cuenta esta complicación. Lo que Duke no se imagina es que muchos de sus secuaces están vigilados electrónicamente por varias organizaciones. Algunas de estas intervenciones son legales y otras no. ¿Podrán las personas que hacen la vigilancia descubrir el plan, recibiendo sólo parte de la información??

EL PRIMER PECADO MORTAL
Este libro trata de seres humanos, hombres y mujeres, dentro y fuera de la ley, víctimas del azar y las "circunstancias", enredados en la vorágine de la ambición, el orgullo, el sexo, el amor, pasiones que no pueden entender y tampoco ganar.
Edward Delaney es un policía entregado en cuerpo y alma a su profesión, a tal punto que vive junto al edificio de la seccional para poder cumplir mejor con sus riesgosas obligaciones. Un hombre recto y cabal.
Daniel Blank es un joven empresario de éxito, orgulloso de sus hazañas y que disfruta al máximo de los privilegios de su profesión: un lujoso departamento, un magnífico súper sport y un hobby caro y extravagante: el alpinismo.
Fundamentalmente, la novela trata de una eterna antinomia: ley versus delito. Pero es también una aterradora semblanza del hombre de hoy. No es una novela policial corriente, en la cual sólo hay que averiguar "quién lo hizo". Es un relato que aún en el final deja una perturbadora e inquietante revelación de la naturaleza humana.

EL SEGUNDO PECADO MORTAL
Cuando el famoso pintor Víctor Maitland muere asesinado en su atelier, se realiza una prolija investigación.
Aparentemente todos los que lo rodeaban tienen un motivo para ser considerados culpables, pero también todos tienen coartadas que parecen perfectas. El comisario retirado Edward X. Delaney, hombre de gran prestigio en el Departamento de Policía de Nueva York, se hace cargo del caso y acepta como ayudante a un joven ex alcohólico. Entre los dos descubrirán el odio, el amor, la envidia, la codicia que rodeaba a Maitland que aún después de la muerte parece burlarse de sus amigos.

EL TERCER PECADO MORTAL
Llega la hora del descanso en Nueva York y los turistas regresan al confort de sus habitaciones en los hoteles. Otros sólo están en un viaje de trabajo y deben participar en alguna convención que se realiza en el mismo hotel en el cual se hospedan. Casi todos deambulan por las coquetas confiterías que estos hoteles ofrecen a sus clientes, amigos y extraños. Algo terrible ocurre ahora que destroza la paz que estos hoteles pretenden vender a sus clientes... un pasajero es brutalmente asesinado. Pero no es el fin... con un ritmo calendario suceden otros asesinatos relacionados por un modus operandi inconfundible. El pánico sólo arruinaría el negocio hotelero de Nueva York, pero temen nuevos ataques. Edward X. Delaney, ex Jefe de Inspectores o Comisario retirado, es llamado por la superioridad como civil para incorporarlo a la investigación. Aunque las evidencias comienzan a acumularse los asesinatos siguen sacudiendo la ciudad. Hasta que finalmente Delaney con su habitual intuición, tenacidad y oficio puede predecir el lugar y la hora en que el próximo crimen será cometido.

EL CUARTO PECADO MORTAL
Simon Ellerbee, prestigioso psiquiatra neoyorquino, muere asesinado a martillazos en su consultorio. La policía recurre al detective retirado Edward Delaney. El motivo del asesinato es impenetrable; las coartadas de cada uno de los sospechosos son firmes. Pero Delaney logra convencer a la mujer de la víctima, una bella psicoanalista, para que rompa el secreto profesional y le proporcione la lista de los pacientes de su marido: un sádico, un torturado veterano de guerra, un homosexual, un joven retardado mental, una solterona con inclinaciones suicidas. Una novela tensa, cautivante, por momentos conmovedora.

LOS ROSTROS DE LOS PERSONAJES DE ACUERDO AL FILM "THE FIRST DEADLY SIN", 1980, ubicados en "Galería"

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